Ir al contenido principal

Escribir es... MÁGICO.

Escribir es reparar la herida fundamental, la desgarradura, porque todos estamos heridos. Alejandra Pizarnik.

Un día con Irina Cristina

Irina Cristina y yo nos conocemos desde hace tiempo. Hemos coincidido en varios eventos [en el I Encuentro Literario L@s Auténtic@s Devoralibros (pincha aquí) fue el último] y nunca nos hemos lanzado a hablar en profundidad.


Hoy, 19 de noviembre de 2018, a las 19:40 horas de la tarde, no sé aún qué preguntarle, y está a punto de llegar. Son tantas cosas las que quiero saber de ella, que no sé por dónde empezar. Y eso me abruma porque, al igual que el resto de escritores y escritoras que han formado parte de la sección Un día con, ella se merece lo mejor. 
Ay, ay, ay..., que llega. Como dice Pepita, una de las protagonistas de Camino hacia la fresca charca, novela que publiqué en febrero de 2018 y que podéis encontrar en Amazon (pincha aquí), ¡madreee! 

Irina: ¡Hola! ¿Qué tal? Mmm, me parece que hoy no tienes un buen día, ¿me equivoco? 
José Antonio: En absoluto. Este dolor de cabeza que tengo me está matando. 
I: ¿No te has tomado nada? 
J: Sí, pero el efecto que me ha hecho es el mismo que si me hubiera tomado tres vasos de agua. 
I: Vaya. Si prefieres quedar otro día... 
J: Otro día quedaremos para tomar un café, dos, o media docena si hace falta. Ya sabes que en Málaga los hay de muchos tipos: solo, largo, semilargo, solo corto, mitad, entrecorto, corto, sombra, manchado, nube, no me lo ponga… Explicar las características de cada uno de los tipos de café que tenemos en Málaga se asemeja a una función matemática difícil de representar en la que los parámetros de la variable independiente son: el vaso de cristal —nunca una taza—, la confianza, la entrega, el compromiso y la fidelidad del camarero y un largo etcétera que tiende a infinito y que indetermina el valor de su límite. Por cierto, ¿te gusta el café? 


I: José Antonio, yo sin café no vivo. 
J: Ufff, me quitas un peso de encima. Después de haberte soltado toda la retahíla, me he dado cuenta de que no te lo había preguntado. 
I: Tranquilo, no pasa nada. 
J: ¿Café? 
I: Con toda la cafeína del mundo, por favor. 
J: En ese caso, permíteme que me acerque a la barra a pedir. 
I: ¿Te acompaño? 
J: No, no te preocupes. Aprovecha estos segundos para pensar qué vas a responder a una pregunta que, si bien es sencilla, puede resultar complicada para quien la recibe. 
I: Me estás asustando. 
J: ¿Tan feo estoy hoy? -Risas-. Es broma. Lo que te quería comentar es que yo te conozco, pero habrá muchas personas que lean esta sección que no hayan oído hablar de ti nunca, así que... 
I: Dispara. 
J: ¿Quién es Irina Cristina?

Segundos después...

J: Aquí tienes tu café. ¿Y bien?
I: Ufff, la pregunta es más difícil de lo que pensaba, José Antonio. 
J: Lo suponía. Todos los autores suelen decirme lo mismo. Sin embargo, nadie mejor que vosotros para explicar a los demás sobre vosotros.
I: A mí no hay reto que se me resista, así que allá voy. Soy una persona normal y corriente… hija, hermana madre, esposa y amiga. Me gusta lo sencillo. Una sonrisa que viene de corazón, por ejemplo, llena de sinceridad, me vale tanto...
Me gusta lo sencillo.
Una sonrisa de corazón me fascina.

J: Una sonrisa nos alegra el día a cualquiera, Irina.
I: Ya te digo. A mí me encanta ver a las personas sonreír. Me da vida, al igual que la lectura, la escritura, la música, la fotografía y... viajar.
J: No te lo vas a creer, pero... ¡coincidimos en los mismos gustos! A mí dame un libro, un ordenador para escribir, una canción con ritmo, una buena fotografía y unos billetes de avión y soy el hombre más feliz del mundo. -Risas-. Por cierto, desde que te conozco siempre he tenido una curiosidad. 
I: Miedo me das. 
J: No digas eso, por favor. Yo siempre me porto muy bien con todos mis entrevistados. ¿Quién te puso el nombre de Irina Cristina? 
I: El nombre me lo pusieron... mis padres. 
J: Vaya, pensaba que era un pseudónimo. 
I: Muchas personas piensan lo mismo que tú, pero ya ves...
Me muestra el DNI. No hay duda de que su nombre real es Irina Cristina.
J: Sí, sí, me hago cargo. Gracias. -Le devuelvo la tarjeta de plástico que nos acompaña a todos los españoles y que conservamos como oro en paño en la cartera-. Bueno, después de haber salido de dudas, me ¿podrías relatar con qué ánimo se levanta Irina Cristina un lunes cualquiera en pleno mes de invierno? Lo pregunto porque recientemente he leído un estudio en el que se asegura que madrugar produce sensación de bienestar y positivismo. 
I: Sé que te vas a reír… 
J: Cuenta, cuenta. 
I: Quien me conoce bien, sabe que los lunes no me tiene que hablar hasta que no me tomo el primer café.
J: ¿Lo dices en serio? ¿Con tan mal humor te levantas?
I: Sí. -Sonríe-. Después de que me haya tomado un café, empiezan a hablarme, pero con miedo… Poquito a poquito y despacito, como dice Luis Fonsi en su canción, hasta el tercer café no soy persona. Piensa que duermo solo tres o cuatro horas por la noche. Por la noche es el único momento en el que puedo relajarme frente al ordenador y escribir. Durante el día, mis hijos y mi trabajo ocupan todo mi tiempo.
Solo duermo tres o cuatro horas por la noche.
J: Y ¿qué es lo primero que haces después de levantarte de la cama? Te aseguro que yo correría al cuarto de baño para abrir el grifo del agua fría y lanzar litros y litros sobre la cara para despejarme.
I: Refunfuño, ja, ja, ja. Luego me tomo el primer café, abro el armario y me pongo lo que pillo. No soy mucho de mirarme en el espejo. Un pantalón y una americana o un vaquero con una chaqueta es suficiente. Las faldas y los vestidos no entran en mi armario.
J: ¿Nooo?
I: Jamás. De hecho, los únicos días que me echo maquillaje para mitigar las ojeras son aquellos en los que tengo que acudir a un evento, como el de L@os Auténtic@s Devoralibros en el que nos vimos en octubre. El resto de días prefiero ir con la cara lavada.



J: Bueno, bueno, buenooo... Eres una caja de sorpresas.
Risas.
I: No tanto, José Antonio; no tanto. Al fin y al cabo, soy una mujer normal que cuida cada día de sus hijos y que disfruta escribiendo por las noches. Por las mañanas trabajo unas horas en casa de Don Gregorio Laborda Velando y...
J: ¿En casa de Don Gregorio Laborda Velando? ¿He oído bien?
I: Perfectamente. Don Gregorio es un gran médico y escritor de poesía y cuentos. Estoy convencida de que te gustarían sus poemas.
J: Me encantan.
I: Tiene publicados dos libros de poesía: Poemas: Pensamientos, gritos y lamentos (pincha aquí) y Escritos y poemas. Eso no es todo. Ese hombre ganó el primer premio de cuento corto por El cerezo rosa, en el XI Certamen de Cuento Corto y Poesía, organizado desde el Centro de Mayores Juan XXIII, en Móstoles, el 31 de mayo de 2012. Pertenece a la Asociación Española de Amigos de la Poesía (A.S.E.A.P.O.), con la que ha participado en varios certámenes poéticos y publicado poemas en su revista Rimas 2012. También en el Centro de Estudios Poéticos, en dos de sus libros: Carpe diem y Un paseo por Vetusta. Y, por si fuera poco, asiste y participa en diferentes tertulias poéticas, entre ellas Versos pintados, del Café Gijón de Madrid, el local donde estuviste reunido con Vanessa Gutiérrez Portero (pincha aquí). ¿Lo recuerdas?
J: ¡Cómo no lo voy a recordar! El día que me reuní con Vanessa fue maravilloso. Y el Café Gijón me dejó impresionado.
I: Suele ocurrirle a todo el mundo que lo visita.
J: ¿Sabe Don Gregorio que escribes?
I: Por supuesto. De hecho, siempre me ha apoyado mucho.
J: ¿Es tu mayor crítico o tu mejor fan?
I: Las dos cosas, aunque también tengo una amiga que...
J: Miedo me das.
I: No, no te asustes. Esa amiga es de las mejores, la que me saca de apuros muchas veces, sobre todo cuando me bloqueo.
J: Ah, vale, vale.
I: Ya sabes lo que suelen decir. Los amigos son la familia que uno escoge.
J: Esa es una verdad como un templo.
I: Como te he contado anteriormente, solo trabajo por las mañanas. Cuando regreso a casa, tengo que hacer las tareas de cualquier mamá de hoy en día: comprar, preparar la comida para mis niños, recogerlos del colegio... En fin, lo habitual en una casa.
J: Supongo que el coche te será de gran ayuda.
I: No conduzco.
J: Ya somos dos.
I: Me da pánico ponerme delante de un volante. Soy parecida a Joanne Rowling. Siempre me muevo en transporte público.
J: A veces, es la mejor opción.
I: Cierto. De todas formas, para una madre como yo, a la que le esperan unos tigres hambrientos, mis hijos, para que les ponga la comida, es un poco estresante depender del transporte público. Ya sabes, José Antonio. Algunas veces hay retrasos inesperados que te descuadran todo el horario. En esos momentos, me veo obligada a recurrir a lo más fácil: preparar un filete a la plancha con algún tipo de guarnición; algo rápido, a fin de cuentas, porque mis tres terromotillos tienen el horario de comidas muy marcado. De todas formas, esto no es así todos los días. Cuando tengo tiempo y me meto en la cocina puedo preparar platos mucho más atractivos.
J: Mmm, ¿qué me pondrías si algún día me presentara en tu casa?
I: Una ensalada oriental de verano, sin duda. Me encanta.
J: No sabía que existiera ese plato. ¿Puedes darme la receta? Así pruebo a hacerla un día y comparo con la que me prepares tú.
I: Por supuesto. Es muy fácil. Se tarda solo treinta minutos en prepararla. Los ingredientes son:

  • 4-5 patatas hervidas en la cáscara y en cubitos 
  • 2 tomates en cubitos
  • 2 pepinos cortados en cubitos 
  • 2 huevos duros
  • 200 g de aceitunas negras 
  • 1 cebolla pequeña
  • Sal, pimienta negra molida, orégano y vinagre al gusto
  • 1 cucharada de mostaza
  • Aceite de oliva 
J: Por lo que veo los ingredientes son los típicos que puede haber en cualquier casa.
I: Efectivamente. La preparación es muy sencilla también: Primero hay que lavar las patatas y cocerlas con la cáscara. Una vez que estén al punto, se deben enfriar para cortarlas en cubitos. Entretanto, se habrá cortado la cebolla en juliana, se espolvoreará con sal y se pondrá a fuego lento en una olla hasta que caramelice. Una vez estén el resto de ingredientes cortados en cubitos, se mezclarán en una fuente. En otro bol, se mezclarán la salsa de mostaza, el vinagre, el aceite de oliva, una pizquita de sal y otra de pimienta. Habrá que remover todo muy bien, hasta que nos quede una salsa espesita. Luego, los ingredientes que teníamos preparados en la fuente, la cebolla y esta salsa la meteremos en la nevera para que se enfríen bien. Te aseguro que cuando mezcles todo a la hora de comer, los ojos te van a hacer chiribitas.
J: Los ojos no sé, pero la boca se me ha deshecho en un momento. ¡Qué ganas de comer me ha entrado!
I: Luego, por supuesto, acompañaría la ensalada con un segundo, pero eso me lo guardo para poder sorprenderte un poco.
Risas.
J: Por supuesto, ese día tú serás la anfitriona.
I: Será un placer.
J: Me has dicho que por la mañana trabajas y atiendes a tus hijos, entre otras muchas cosas. ¿Utilizas la tarde para escribir?
I: En absoluto. Como te comenté antes, duermo poco. Por la noche es cuando mis musas se relajan y en mi cabeza empiezan a fluir las ideas.
J: ¡Qué curioso! Muchos autores me han contado lo mismo. La noche tiene algo especial, por lo que veo. Mis musas, en cambio, están muy alborotadas durante el día, sobre todo por la mañana. Por las noches, lo único que les apetece es descansar, salvo cuando están súper excitadas y me obligan a levantarme para concluir alguna trama.
I: Las musas suelen ser muy puñeteras.
J: No lo dudes.
I: ¿Cuándo y cómo fueron tus comienzos en el mundo de la literatura? ¿Qué me puedes decir al respecto? 
I: Ufff, empecé a escribir desde pequeña. En Rumania existía lo que se denominó "la generación con la llave del cuello". Los niños siempre llevábamos una llave de casa colgada de un cordón de hilo o de tela en el cuello. Eso nos permitía entrar a casa cuando regresábamos del colegio. Por lo general, nos criábamos solos (en mi caso no tengo hermanos). En mi país, para poder vivir, los padres tienen que trabajar de la mañana a la noche. Algunas veces, si se lo ofrecen, hacen también horas extras para conseguir algo más de dinero. La soledad fue el motivo por el que empecé a inventarme historias. Prácticamente me creé un mundo propio… Me imaginaba cualquier cosa, como que mis muñecas eran mis hermanas y nos poníamos hacer piruletas de azúcar (con una cucharadita de azúcar sobre el fuego consigues una piruleta exquisita). A veces, también me imaginaba que estaba de viaje en un mundo de fantasía, que volaba o que... Da igual. Lo que intentaba en todo momento era dar esquinazo a la soledad. Necesitaba sentirme acompañada. Olvidar el miedo, sobre todo, cuando llegaba la noche. Poco tiempo después empecé a escribir pequeños relatos. En la mayoría de las ocasiones trababan sobre temas que me sucedían a mí, aunque siempre tenían un final feliz. Aún recuerdo mi primer relato. Se titulaba Un verano de ensueños. Mi primera novela llegó poco después: Tu último deseo. Recuerdo que mi profesora de lengua me pilló en clase con el manuscrito. Lo tenía escondido debajo del pupitre. Me lo quitó y no volvió a dármelo hasta que transcurrieron unas cuantas semanas. El día que me llamó a su despacho, acudí muy nerviosa. Después de echarme una buena bronca, me sonrió y me dijo: "Esto llegara muy lejos, Irina. Confía en mí. Nunca dejes de escribir". Aquel día me gané su confianza y mis ganas por escribir aumentaron su intensidad, aunque no tuve la suerte de que la novela viera la luz hasta el 2018, una vez instalada en Madrid. Espero que nada se entrometa mas en mi placer de escribir y compartir con los demás.
J: Wow, me has dejado impresionado, Irina.
I: José Antonio, no te lo vas a creer. En mi vida mis mayores logros han sido: ser madre y crear a los dos protagonistas de Delirando contigo (pincha aquí): Jayden y Evolet.


J: ¿Te apoyó tu familia cuando se enteró de tu decisión de ser escritora?
I: Mmm, un poco sí, pero no exactamente como debía de ser. Los padres siempre desean cosas diferentes a lo que sus hijos quieren, pero ya se han hecho a ello.
J: ¿Cómo es tu rincón favorito, ese en el que tus musas empiezan a conspirar para que crees una historia como Delirando contigo (pincha aquí) y Vuelve a Delirar Conmigo (pincha aquí)?



I: Como decía Virginia Woolf, un cuarto solamente para mi es suficiente… Mi rinconcito no tiene mucho, pero me tiene a mí y mis ideas, y es mas que suficiente… 
J: No sé si habrás oído alguna vez hablar a Camilo José Cela. En una ocasión comentó que lo único que necesitaba para escribir era una buena pila de papel blanco y un lápiz.
I: En realidad, no hace falta mucho más.
J: Cierto. Sin embargo, y por desgracia, en pleno siglo XXI, estamos perdiendo la magia de escribir a mano.¿Cuáles son tus herramientas de trabajo preferidas a la hora de escribir? 
I: Uso de todo. En casa escribo siempre con el ordenador. En la calle utilizo mi lápiz, ese que siempre me acompaña en el bolso, y un pequeño cuadernillo que se ha convertido en una extensión más de mi cuerpo. Si me resulta complicado utilizar el lápiz y el papel, recurro a las notas del móvil. Así no pierdo ninguna idea.
J: «¡Mierda, cómo mete miedo la pila de papel en blanco, mirándolo a uno, esperándolo!» -exclamó Camilo José Cela en un programa de televisión al que acudió como invitado. Creo que lo presentaba Mercedes Milá-. ¿Te da miedo enfrentarte a ti también al papel en blanco, ya sea en tu cuaderno, en el ordenador o en las notas del móvil? 
I: No, al contrario. Me ilusiona enfrentarme al papel en blanco, aunque haya días en los que piense que llegará algún día que me dé miedo porque mi mente se bloquee y se quede sin ideas. Esa será mi derrota.
J: Vamos a ver, Irina. Como dijo José Saramago, «ni las victorias ni las derrotas son definitivas». Una autora me dijo una vez que lo mejor de todo es darse tiempo cuando llega un momento de bloqueo. Oxigenar la mente, en definitiva.   
I: Hasta la fecha, cuando me ha ocurrido algo así, he recurrido siempre a una amiga. Una vídeo llamada es suficiente para salir del atolladero. Entre las dos nos ponemos a releer el capítulo anterior  al que ha generado el bloqueo y, en ese proceso, siempre surgen nuevas ideas con las que seguir hacia delante. Hasta hoy me ha funcionado. Si este método no me sirve algún día, tendré que buscar otra solución.
J: Eso me gusta más. Al final, siempre hay solución para todo, menos para la...
I: Sí, sí... para eso que es mejor ni nombrar.
J: Exacto. Por cierto, entreveo por nuestra conversación que eres una persona constante, ¿no? 
I: Ufff, depende. En mi día a día suelo ser bastante espontánea, en especial con mis hijos (los castigos no los cumplo, ja, ja, ja. Ya sabes... Soy madre), pero en la escritura sí que lo soy. Me pongo fechas y soy muy estricta con los tiempos. Cumplir con los propósitos preestablecidos, me estimula. De hecho, si una noche me quedo dormida después de leerle un cuento a mis hijos y no puedo escribir, al día siguiente escribo el doble. No podemos olvidar que detrás de nosotros siempre hay lectores y lectoras que esperan nuestros libros.
Suelo ser bastante espontánea, en especial con mis hijos.
J: Lectores y lectoras a los que, por cierto, siempre hay que atender también a través de las redes sociales. ¿Cuántas veces las revisas tú al cabo del día?
I: No puedo darte un número exacto, pero sí que voy a decirte que paso el tiempo necesario. Tengo las notificaciones activadas en el móvil, así que siempre estoy pendiente de todo lo que se cuece por ahí. 
J: Hemos hablado de escritura, pero no de lo que significa para ti ese hermoso arte de plasmar sobre el papel tus ideas, tus sentimientos, tus vivencias..., así que me voy a lanzar a la piscina y te voy a formular una pregunta complicada. ¿Qué es escribir? 
I: Escribir es un viaje hacia un mundo donde todo se puede hacer posible… La literatura nos permite disfrazarnos y caracterizarnos como una niña, un maleante o incluso como una bailarina de pole dance. Es magia pura. Para mí, escribir es como respirar. Me permite tener cientos de vidas a la vez.
J: Ya que me has dejado claro lo que es la escritura para ti, ¿podrías contarme qué es lo mejor y lo peor de este arte? 
I: Ufff, qué pregunta más complicada. -Risas-. Lo mejor es... que un lector lea tu novela y te diga que has entrado en su corazón con la historia. Y lo peor... Ehm, déjame que piense. Ah, sí. Lo peor es tener que despedirte de los personajes con los que te has entregado al cien por cien, entregándoles tu ilusión y tu alma. 
J: Esa es parte de la magia sobre la que hemos hablado antes.
I: Efectivamente.
J: Irina, con tu permiso, voy a seguir ahondando un poquito más en el tema de la escritura. Al fin y al cabo, uno de los motivos de esta reunión, entre otros muchos, es que te puedan conocer más personas en tu faceta como escritora. Voy allá... Si tuvieras que elegir un personaje de ficción de algún libro o de alguna película para sentarte a conversar un rato con él/ella, ¿a quién elegirías? 
I: Elegiría a Heidi, sin duda, a esa niña alegre de las montañas a la que dio vida la escritora suiza Johanna Spyri.
J: ¿Con Heidi?

I: Sí. Con ella intercambiaría momentos inolvidables porque mi infancia fue muy parecida a la suya. Heidi fue el primer libro que me regaló mi madre cuando yo tenía unos cinco años. Ella me lo empezó a leer en sus ratos libres. Después, yo lo he leído otra vez cientos y cientos de veces.
»En cuanto a personajes de película, me gustaría hablar con Verónica Franco, una de las protagonistas de Más fuerte que su destino. Es una mujer muy valiente. Tuvo hacer cosas contra su voluntad solamente para llegar al lado del hombre que mas amaba… 
J: ¿Existe algún libro famoso que te hubiera gustado escribir? 
I: No. Crear es algo que tiene que hacer por sí mismo cada autor. Aunque muchas novelas no lleguen a ser un Best Seller, eso no significa que sean malas. Tienen también su público y su éxito. Y este comienza desde el instante que aparece la palabra FIN. 
J: Entiendo perfectamente lo que quieres decir. Todo libro tiene la esencia de su autor. Si otra persona quisiera escribir la historia que se encierra entre sus páginas, tendría otras características, otra forma de narrar...
I: Claro.
J: Además, no puedo estar más de acuerdo contigo. En el momento que ponemos a una novela la palabra FIN, deja de pertenecernos. Pasa a manos de los lectores, a nuestro público, esos lectores fieles que siempre nos siguen y cuyo número va aumentando poco a poco con el paso de los años.
I: No podrías haberlo explicado mejor, José Antonio.
J: Gracias. Al final vas a sacarme los colores.
I: Anda yaaa...
J: Bueno, bueno, buenooo... Será mejor que sigamos, ¿no crees? Se puede decir que perteneces a una nueva hornada de autores/as. De hecho, tu novela se ha publicado recientemente, el 16 de abril de 2018 ¿Sientes vértigo? 
I: No, todo lo contrario; me ilusiona y me siento orgullosa de haber sido capaz de enfrentar todo el proceso y de que ya forme parte de otras personas: los lectores y lectoras. 
J: ¿Te da miedo la fama? Te lo pregunto porque, en la única entrevista concedida a un medio español, la creadora de la multimillonaria saga del niño mago, J. K. Rowling, habla de su afición a la soledad y su aversión al ruido mediático, llegando a afirmar lo siguiente: "Ser invisible... eso sería lo más". -Sonríe-. Sé que no hay que darle pistas a los paparazzi pero, si alguna vez te conviertes en una escritora tan popular como ella (todo llegará, estoy convencido), ¿qué lugar mágico o idílico elegirías para desconectar y ser «invisible»? 
I: Me perdería en algún rinconcito de Galicia, en una cabaña de madera con chimenea, oculta en mitad de la naturaleza.


J: Bueno, bueno, bueno... ¡Qué despiste! Llevamos un rato hablando y se me había olvidado preguntarte algo sobre tus novelas. Hasta el momento solo conozco los títulos. ¿Puedes contarme algo sobre ellas? Ya sabes: género literario al que pertenecen, qué editorial las ha publicado, dónde las podemos conseguir. Te prometo que las sinopsis las incluiré cuando edite todo lo que estamos hablando. 
I: No te lo vas a creer, pero empecé con una editorial,
J: Por tu tono de voz intuyo que la experiencia no fue bien.
I: En absoluto, aunque prefiero dejarlo así. Ahora trabajo por autoedición y mis novelas se pueden conseguir en Amazon.
J: Hay muchos autores que han hecho lo mismo que tú.
I: Lo sé. Al final, cada uno tiene que buscar sus propios intereses. Como te iba diciendo, mis novelas son todas del género...
J: ¡Déjame que lo adivine! ¿Romántico?
I: ¿A eso le llamas tú adivinar? Anda, anda..., que tú ya lo sabías.

SINOPSIS DE «DELIRANDO CONTIGO» (pincha aquí): 
Ella es una bailarina con mucho arte… solo con ponerse de puntillas y hacer sus piruetas a su alrededor todo se calma, aunque detrás de su hermosa sonrisa hay un dolor insoportable. Escondida en sus propios pensamientos y con un pasado alborotado se decide a seguir el consejo de su mejor amiga y esta decisión hace que por un tiempo sus penas se suavicen. Con un solo click en su portátil, conoce al hombre que le enseña a delirar en su propio mundo. Viven una vida llena de inseguridades, confusiones y secretos, pero con un simple roce entre sus miradas, aprenden a perdonar lo que parece imposible. Cambian el odio por el amor, las lágrimas por sonrisas, y construyen su propio cuento voluptuoso, sensual. Sin embargo ¿conseguirán que el destino, permita un final feliz para los dos?


SINOPSIS DE «VUELVE A DELIRAR CONMIGO» (pincha aquí)
Cuando pensaron que el amor por fin rompía cualquier límite y que los problemas llegaban a su fin, un bloqueo de memoria de Evolet, vuelve a empeorar las cosas. Con la mente llena de silencio y oscuridad empieza a escuchar solo el habla de su corazón. ¿Será eso suficiente para volver a encontrar los recuerdos en su propio interior? O recordar el pasado ¿Cambiará el sentido de su vida?


J: Tus novelas tienen muchas dosis de amor, ternura y dolor; son, en definitiva, historias en las que los personajes tienen que tomar ciertas decisiones y aceptar el curso de la vida. ¿Te ha resultado difícil estructurarlas con tantos elementos en juego?
I: En absoluto, hasta yo me he asombrado de haber sido capaz de crear una segunda parte atendiendo a los deseos de mis lectores. 
J: ¿En qué o en quién te has inspirado para dar vida a tus personajes? ¿Tienen algo de ti? 
I: Sí, creo que tiene mucho de mí…  Mis novelas llevan siempre un trocito de mi corazón. El gran escritor Dostoievski dijo en uno de sus escritos que, «involuntariamente, los que creamos y damos vida a unos personajes inexistentes, siempre dejamos una parte de nuestra alma entre las paginas de nuestros libros».
J: Sabias palabras.
I: Sí.
J: Dime una cosa. Escribir es para ti… ¿hobby o profesión? 
I: De momento es un hobby, pero eso no significa que algún día puedan cambiar de opinión. En este momento me siento demasiado pequeña e invisible, pero…
J: Nunca digas nunca, Irinia. Tú eres una gran escritora y mejor persona, así que no eres invisible ni pequeña. Tú lo has dicho antes, ser un Best Seller no lo es todo. ¿Acaso tú no tienes tu público, ese que te quiere, que te sigue y te apoya siempre?
I: Sí.
J: Pues quédate con eso. Eres grande para ellos.
Irina, eres grande. No lo olvides nunca.
I: Tienes razón, José Antonio. Nunca lo había visto desde ese punto de vista.
J: ¿Cuáles son las dificultades con las que te enfrentas cada vez que enciendes el ordenador por la noche y dices: «Irina, allá vamos. Hoy tenemos que acabar el capítulo»? ¿Te exiges demasiado o, por el contrario, eres de las que piensa que si algo no sale, ya saldrá más adelante? 
I: No, qué va… Me exijo demasiado. Ya te he comentado antes que cuando me atasco, a la primera que llamo es a mi amiga. Entre las dos conseguimos salir del atolladero siempre. Sí que es cierto que a veces, he llorado por no tener tiempo suficiente para escribir. Sé que eso está mal, pero es algo que no puedo cambiar de mí.


J: Llorar es natural, es conveniente y más usual de lo que la gente piensa. No solamente sirve para mostrar tristeza, pena o dolor. También nos ayuda a expresar felicidad o alegría, a desahogar frustraciones...
I: Frustrada es como me siento yo cuando no puedo escribir.
J: Piensa que cuando no puedes hacerlo es por algo. Quizás, tus musas necesiten un respiro para trabajar con más intensidad al día siguiente. Puede que, simplemente, necesiten encontrar el norte en la brújula. Por cierto, ahora que lo menciono, ¿eres escritora de mapa o de brújula?
I: Soy una escritora de las antiguas. De brújula, por supuesto. Me encanta lanzarme a la aventura y que el destino juegue conmigo, siempre y cuando me permita encontrar el norte y el camino correcto.
Soy una escritora de las antiguas.
J: Miles Dewey Davis III (1926-1991), conocido como Miles Davis, trompetista y compositor estadounidense de jazz afirmó una vez que «el silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos». Sé que te pongo en un brete, Irina, pero ¿qué es para ti el silencio? ¿Forma parte de tu día a día teniendo a esos tres terremotillos en casa?
I: ¡Qué va! Durante el día es imposible. Por la noche es el único momento que tengo para disfrutar del silencio, aunque, por lo general, también disfruto de los sonidos, sobre todo de la música. Depende del día y del capítulo en el que me encuentre inmersa. Los protagonistas de Delirando contigo y Vuelve a delirar conmigo son una bailarina y un boxeador, Los capítulos en los que ella tiene más peso los escribí con música de violín de fondo. De hecho, en mis momentos malos, la melodía de un violín es lo único que me tranquiliza. Por supuesto, cuando el famoso boxeador entraba en acción y quería llevar el peso de la historia, cambiaba de música. En esos momentos recurrí a la música americana. Su carácter es más fuerte que el de ella, más bruto y más frío, como el de la mayoría de los americanos. 
J: ¿Tienen tus personajes rostro desde el principio o dejas que sean tus lectores/as los que se imaginen cómo son en función de las descripciones que tú les ofreces en la novela? 
I: Cuando empiezo escribir los creo en mi mente. De hecho, a Jayden no le encontré parecido a como yo me lo imaginaba en ningún personaje público.
J: En la portada de Vuelve a delirar conmigo aparece un chico, ¿no?
I: Sí, es el modelo que han elegido mis lectoras, ja, ja, ja. Ya sabes, aunque yo normalmente no elijo el rostro de los personajes, el público es muy sabio y encuentra la imagen idónea para tu protagonista. ¿A ti no te ha ocurrido nunca?
J: Todavía no, pero prometo avisarte cuando me suceda algo así. -Risas-. Por cierto, estoy pensando una cosa. Ehm, ¿qué harías si llega un día un director de cine y te propone llevar alguna de tus novelas a la gran pantalla? ¿Te apetecería?
I: Por supuesto. Creo que la escritura y el cine pueden estar perfectamente relacionados. Ambos tienen sus pros y sus contras.
J: ¿Serías muy exigente con la selección de actores?
I: No sé si contestarte a esa pregunta, José Antonio. Permitamos que llegue ese momento, si llega, y volvemos a hablar del tema, ¿te parece?
J: Eso significará que nos volveremos a sentar a charlar largo y tendido otra vez.
I: ¿Acaso lo dudas?
J: No, mujer, lo que pretendía decir es que...
I: Sé perfectamente lo que querías decir. He leído muchos libros que, con el paso del tiempo, han llegado a la gran pantalla. Si alguna vez se diera el caso, lo único que le pediría al director es que se respete bien la trama de la historia y los principios de los protagonistas.
J: ¿Qué sientes cuando tienes que poner la palabra FIN a tus historias?
I: Vuelve a delirar conmigo cierra la trama de Delirando contigo. Ambas partes tienen unas 600 páginas. Imagínate. Dos semanas después de acabarlo, aún tenía ganas de llorar. Sentía un vacío inmenso, que algo me faltaba. Fue algo similar a cuando envías a tu hijo por primera vez a un campamento. ¡Es horrible! Piensas constantemente si estará bien, si te echará de menos... Pues con la novela me ocurrió algo parecido. O peor, incluso, ya que cuando tu hijo se va de campamento, regresa al cabo de unos días. Los protagonistas de tus libros, no. Poco a poco hay que sacarlos de tu mente para que empiecen a entrar otros.
J: Irina, aunque todavía nos queda mucho por hablar, vamos a ir terminando esta entrevista. Pero no lo quiero hacer sin que me cuentes, si puedes, contar algo al respecto de los proyectos sobre los que me hablaste en el I Encuentro Literario L@s Auténtic@s Devoralibros que se el 6 de octubre de 2018 en el Centro Cívico Las Planas de Sant Joan Despí, Barcelona.
I: Te voy a contar lo justo, un poquito nada más porque me gustar guardar el misterio hasta el final. Como te comenté en octubre, tengo una nueva novela romántica empezada, que espero finalizar para los primeros meses del año 2019. También me han propuesto hacer una novela romántica paranormal. Yo nunca he escrito nada de ese estilo, pero no me he podido resistir y he aceptado.
He aceptado el reto de escribir una novela paranormal.
J: ¿Qué?
I: Sí, José Antonio, aunque no te lo creas he aceptado. Quiero ver si puedo realmente hacer ese proyecto. Sé que será algo muy grande para mí, pero los retos son así. Hay que intentarlos siempre que una se vea con ganas. 
J: A mí una vez me propusieron hacer un thriller, pero no me veo.
I: ¡Hazlo! No te digo que sea ahora mismo, pero hazlo.
J: Mmm, me lo pensaré.
I: Hazlo, hazme caso.
J: Bueno, bueno... De ese tema tenemos que hablar largo y tendido. Ahora, si te parece bien, vamos a ir cerrando la entrevista porque... nos liamos a hablar y no hay quién nos pare, ja, ja, ja. Creo que el evento sobre el que hemos hablado anteriormente nos supo poco a tod@s. Hay que reconocer que Noelia Moral y María José Sánchez, administradoras del grupo de Facebook L@s Auténtic@s Devoralibros, organizaron un gran evento que aunó literatura, compañerismo, amistad... ¿Podrías contar qué te aportó a ti un evento de esas características? 

Noelia Moral y María José Sánchez

I: A mí me encantó el evento. Conocí a mi Natalia Román en persona. Hacía mucho tiempo que deseaba encontrarme con ella. Descubrí como escritora a Raquel Sevilla Saborido (pincha aquí), y se ha convertido ya en una gran amiga para mí. Me encontré contigo y con un montón de amigos más. Ese tipo de eventos para mí son para eso: para hablar sobre literatura, compartir experiencias y sentimientos y conocer a muchas personas.
J: Raquel y yo somos grandes amigos. De hecho, ella es la que me ha puesto el nombre de El Jefe, ja, ja, ja.
I: Lo sé. Vi el agradecimiento tan emotivo que te hizo en Barcelona. Me encantó.
J: A mí me dejó impactado. No me lo esperaba.
I: Normal.
J: Nos está costando poner el FIN a esta entrevista, pero te prometo que ya llega. ¿Qué le dirías a los autores/as que no han ido este año al I Encuentro Literario L@s Auténtic@s Devoralibros para que podamos verlos el año que viene? 
I: Que no se lo pierdan. Lo que se siente ahí, entre tantos artistas, no se puede definir en palabras. ¡Se debe sentir, José Antonio! ¡Sentir!
J: Pues vamos a quedarnos con ese mensaje para despedir esta entrevista, ¿te parece? Todos aquellos que quieran experimentar algo increíble, tienen que acudir el año que viene a Barcelona. Allí nos reuniremos muchas personas que necesitan sentir la pasión que les ofrecen los libros y sus historias.
Al día siguiente...
 

I: ¿Diga?
J: Irina, ayer se nos olvidó una cosa. ¿Puedes contestar unas preguntas brevemente para completar la entrevista?
I: Por supuesto. Dime.
J: Uno. ¿Qué libro estás leyendo en este momento? 
I: Para Siempre, de Nora Roberts. 
J: Dos. ¿Qué libro no recomendarías a los seguidores de la sección Un día con? ¡Anda, mójate! 

I: Hay muchos a los que no recomendaría, pero no me voy a mojar en esto… Decepcionaría a una persona que dedica horas y horas frente al ordenador. Soy escritora y, aunque hasta ahora he tenido éxito con mis dos novelas, eso no significa que lo vaya a tener siempre. Yo creo que todas las obras merecen una oportunidad. Si nosotros, la humanidad, recibimos miles de oportunidades en nuestra vida, aunque a algunas le demos la espalda, ¿por qué no podemos darle esa oportunidad también a un libro? 
J: Gran respuesta. Tres. ¿Cuál es tu mayor sueño? 
I: Que mis obras lleguen al corazón de millones de lectores y lectoras… ¿Qué escritor no quiere esto? 
J: Cuatro. ¿Cuál es la locura más reciente que has hecho? 
I: Un día me avisaron a última hora, mientras estaba en el trabajo, sobre la presentación del nuevo libro de Eva Zamora. En cuanto salí, busqué un coche y me fui a Campo Real, solo para estar presente en su momento especial. 
J: Cinco. ¿Volverías a hacer algo igual? 
I: Siempre cuando se me ofrezca la ocasión y pueda hacerlo, sí. 
J: Seis. ¿Has tomado alguna decisión en tu vida que desearías cambiar? ¿Por qué? 
I: Sí, dejé mi corazón en manos de personas que no fueron como yo creía. Me gustaría cambiarlo porque así mi corazón no tendría cicatrices. 
J: Siete. De cero a cien, siendo cero la puntuación más baja y cien la más alta, ¿te asusta todo lo que conlleva ser una persona reconocida? 
I: Sí, y mucho. Creo que mis miedos no tienen puntuación mis miedos, pero les otorgaré un 3 para no ser mala, ja, ja, ja.
J: Ocho. ¿Qué consejo le darías a los escritores/as nóveles? 
I: Que confíen en sí mismas y que acepten la críticas. Son parte del éxito. Te dan fuerza para seguir y mejorar. 
J: Nueve. ¿Dónde se puede saber más de ti? 
I: En Facebook, Instagram y Twitter todo el mundo me puede encontrar por mi nombre completo: Irina Cristina Cretu. 
J: Por último, y esta vez te garantizo que así será, ¿qué le dirías a todos tus lectores/as y a quienes te van a conocer a través de esta entrevista? 
I: Que sin ellos no soy nada. Mis novelas solo pueden ser reconocidos gracias a su apoyo incondicional.
J: Irina, de corazón, muchas gracias. Volveremos a vernos, ¿ok?
I: Que no te quepa la menor duda. Ha sido un placer y un honor para mí formar parte de tu sección. Ahora, si me disculpas, tengo que colgar. Los niños están muy revoltosos hoy. Un fuerte abrazo, José Antonio.
J: Otro bien grande para ti también. Hasta la próxima, Irina.